Uno de los temas de actualidad es, por Gracia de Dios, el Concilio Vaticano II y su correcta interpretación, su aplicación, su tergiversación, su armonía con la Tradición y Concilios anteriores o su (aparente) ruptura con todo o alguna parte de ello, etc., sin embargo me parece necesario, antes de hablar de este último, hablar más precisamente de todos los Concilios en general y su interpretación (y después también, Dios mediante, saldar deudas pendientes).
¿Cómo deben leerse e interpretarse los Concilios o, si se quiere también, la Tradición?.
Rta.: Como católico.
¿Qué quiere decir como católico?
Rta.: Quiere decir que se debe interpretar como cristiano, como discípulo de Cristo, como seguidor de Jesús. Etimológicamente católico quiere decir “universal” y es correcto que un cristiano reciba este nombre (¿o adjetivo?), ya que Cristo es el único Dios verdadero; en realidad, diciendo mejor Jesús es el único Dios que existe, el único Dios del universo: “universal”, el Dios que crea absolutamente a todas las personas y que las mismas necesitan y, por naturaleza, buscan (los dioses “falsos” en realidad son dioses “inexistentes” hablando aqui más precisamente me parece, queda aparte la buena o mala disposición interior con que la persona piensa que rinde culto a dichos “dioses”).
¿Qué hace un seguidor de alguien?
Rta.: Sigue los pasos del que sigue, valga la redundancia. Un seguidor no va por donde caprichosamente quiere, va detrás de alguien, escucha atentamente lo que este indica y obedece, etc..
Entonces, ¿qué hace un seguidor de Jesús?.
Rta.: Sigue los pasos de Jesús, va detrás de Él, escucha atentamente lo que indica y obedece diligentemente.
Entonces, ¿que nos indica Jesús a sus seguidores?.
Rta.: Jesús dijo e hizo, dice y hace, muchas cosas. Sin embargo, podría decirse que la esencia de todo Su actuar y Su mandato es siempre la misma: Amar (con mayúscula, porque es Amor de Dios, es Caridad: es el Espíritu Santo), y así el Amor es cosa seria y no admite tergiversaciones, sino que conlleva un verdadero compromiso. ¿Por qué la esencia es siempre la misma?: porque Jesús es Dios, y Dios es Caridad constante.
Entonces, ¿que tenemos que hacer los cristianos?.
Hacer caso a Jesús: Amar: a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos; amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado y como nos ha mandado: dando la vida (no solo “hasta” dar la vida, posponiendo la entrega hacia el futuro: Jesús dio toda su vida, todo el tiempo, la crucifixión fue el culmen de este dar la Vida, pero la estuvo dando humanamente desde que humanamente la recibió, y divinamente desde siempre). Entonces, creyendo entender bien, solo Dios ama y comparte este Amor como Don por propia iniciativa y gratuidad Suya; para el hombre y por propia iniciativa, es siempre imposible amar: es algo propio y único de Dios; es el Espíritu Santo.
Entonces, retomando, ¿cómo debe interpretar los Concilios un cristiano?.
Un cristiano debe interpretar, no solo los Concilios sino absolutamente todo, desde la Caridad, desde el Espíritu Santo ya que Él es el entregado por Cristo para que “nos explique todo” (ergo, sin el mismo “no entendemos nada”).
Quien quiera profundizar más como interpretar no solo los Concilios como ya dije, sino absolutamente todo, le recomiendo leer al Santo Padre actualmente reinante en la Santa Iglesia Católica, que apacienta solícitamente a nosotros el rebaño de Cristo, designado por el Espíritu Santo y de quien se sirve el mismo para decirnos lo que actualmente quiere decirnos y que escuchemos, por ejemplo: que la Caridad no es amor como lo entiende el mundo (mundo en el mal sentido), sino que es amor recibido y ofrecido. Es “gracia”, palabra que proviene de “cháris”; es recibido “gratis” y tiene que ser dado “gratis”. Su origen es el amor que el Padre tiene por el Hijo, es decir, el Espíritu Santo; el cual el Hijo envió sobre nosotros, y los hombres, al ser amados nada menos que por Dios, se convierten en sujetos de caridad y tienen que hacerse ellos mismos medios por donde transite dicha gracia, para transmitir esa caridad de Dios y para establecer interrelaciones de caridad.
Por último, en base a lo anterior, ¿Por qué Jesús y sus apóstoles y discípulos vieron continuidad y cumplimiento entre la Antigua Alianza y El mismo, y los escribas, fariseos o ancianos vieron ruptura y contradicción?, ¿será que los intereses de sus corazones, por lo menos en esos momentos, eran distintos?... ¿será que Jesús podía entender porque tenía “algo” que ellos no y se lo compartió y comparte a quienes primero aceptan seguirlo, a Sus apóstoles y discípulos; a Su Iglesia?... sabemos que si.
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